Emilio de Justo

El clasicismo que desafió al olvido

Emilio de Justo, nacido en Torrejoncillo (Cáceres) el 1 de febrero de 1983, es uno de los grandes ejemplos de superación, firmeza y amor por el toreo en el siglo XXI. Su trayectoria no ha sido fácil, pero su pasión por la tauromaquia y su fidelidad a un estilo clásico y sincero lo han llevado a la cumbre de la profesión, ganándose el respeto del público y la admiración de sus compañeros.

Con una tauromaquia elegante, templada y cargada de pureza, Emilio ha conquistado las plazas más exigentes, especialmente Las Ventas, donde ha vivido algunos de los hitos más importantes de su carrera.

Una carrera forjada en silencio

Tomó la alternativa el 17 de septiembre de 2007 en Cáceres, con Antonio Ferrera como padrino y Alejandro Talavante como testigo. Sin embargo, los años siguientes no fueron fáciles: lejos del foco mediático, Emilio toreaba poco y en plazas menores, pero seguía fiel a su concepto del toreo y a la esperanza de tener una oportunidad grande.

Su historia es la de un torero que no se rindió, que siguió entrenando, soñando y preparándose para un regreso que acabaría marcando una época.

La eclosión en Las Ventas

El punto de inflexión llegó en 2018, con su consagración en la Feria de Otoño de Madrid, donde cuajó una gran faena a un toro de Pallarés. A partir de ahí, su nombre volvió a sonar con fuerza, y Emilio inició un ascenso firme hasta situarse en los carteles de todas las ferias importantes.

En 2021, logró un hito histórico al cortar cuatro orejas en una corrida en solitario en Las Ventas, frente a toros de distintas ganaderías. Aquel triunfo confirmó lo que muchos ya sabían: Emilio de Justo era un torero de figura.

Clásico, puro y sincero

Su estilo es una oda al toreo clásico. Cita de frente, torea despacio, con mando, profundidad y verdad. Rehúye de lo accesorio y apuesta por el toreo desnudo, directo y auténtico. Es un torero de los de siempre, con los valores de antes, que ha devuelto al aficionado el gusto por el temple y la naturalidad.

Es también un torero valiente, capaz de medirse con todo tipo de encastes, y con un gran sentido de la responsabilidad cada vez que pisa el ruedo.

Superación y compromiso

En 2022, sufrió una gravísima cornada en Madrid que puso en peligro su carrera. Pero fiel a su carácter, volvió a los ruedos tras una dura recuperación, reafirmando su compromiso con la profesión y su amor por el toro. Su regreso fue recibido con una gran ovación en todas las plazas, reflejo del respeto que se ha ganado a pulso.

Hoy en día, Emilio de Justo es un pilar fundamental del toreo contemporáneo, y un ejemplo de que la constancia, el trabajo y la fe en uno mismo pueden vencer cualquier obstáculo.