Domingo Hernández

El toro del temple y la clase

La ganadería Domingo Hernández se ha consolidado como una de las más destacadas del campo bravo en el siglo XXI. Con una selección centrada en la nobleza, la fijeza y el fondo de bravura, sus toros han protagonizado algunas de las faenas más importantes de la última década. Su prestigio crece cada temporada gracias a la regularidad de sus resultados y a la confianza que depositan en ella las máximas figuras del escalafón.

Origen y encaste

La ganadería fue fundada en los años 80 por Domingo Hernández Martín, a partir de reses adquiridas a Jandilla, ganadería de origen Domecq. Desde entonces, la casa ha seguido una línea de selección basada en el encaste Juan Pedro Domecq, uno de los más influyentes del campo bravo.

En sus comienzos, se gestionó en paralelo con la ganadería de GarciGrande, compartiendo sangre y filosofía. Aunque hoy en día funcionan como hierros independientes, ambas mantienen un sello ganadero similar que busca la excelencia en la embestida.

Filosofía de selección

Ubicada en la finca “Puerto de la Calderilla”, en el término salmantino de Traguntía, la ganadería cría sus toros en un entorno privilegiado. La selección se centra en animales con calidad, temple y fondo de bravura, buscando un toro que transmita sin violencia y permita el toreo largo, profundo y ligado.

El objetivo es claro: criar un toro que haga disfrutar tanto al torero como al público, sin renunciar al poder ni a la emoción.

Presencia en las grandes ferias

Los toros de Domingo Hernández están presentes en las principales ferias del calendario taurino: Sevilla, Madrid, Valencia, Bilbao, Pamplona, Málaga y muchas más. Su presencia garantiza espectáculos de alto nivel y ha sido base de faenas históricas en plazas como Las Ventas o la Maestranza.

La ganadería es una de las preferidas por figuras como El Juli, Roca Rey, Talavante, Manzanares o Morante de la Puebla, que encuentran en sus toros la materia prima ideal para desarrollar su toreo.

Referente del toreo actual

Domingo Hernández ha sabido construir, con paciencia y rigor, una ganadería que representa la evolución del toro bravo en el siglo XXI. Nobleza sin blandura, bravura con clase, movilidad con calidad. Una combinación que ha situado a este hierro entre los más cotizados por toreros y empresarios.

La continuidad del proyecto ganadero sigue en manos de la familia Hernández, que mantiene vivo el legado de su fundador y la exigencia por mejorar cada camada.

En un mundo cada vez más competitivo, Domingo Hernández simboliza el equilibrio entre tradición y modernidad. Un toro que emociona, que embiste y que permite soñar.