El Pilar
Regularidad y bravura con el sello Domecq
La ganadería El Pilar es sinónimo de solvencia, bravura y clase en el toreo contemporáneo. Fundada por Moisés Fraile a mediados de los años 80, esta casa ha mantenido una línea constante de exigencia y evolución dentro del encaste Domecq, convirtiéndose en una de las más cotizadas por toreros y empresas de todo el escalafón.
Con una selección cuidadosa, una presentación impecable y una regularidad envidiable, El Pilar ha escrito grandes páginas del toreo moderno en las plazas más importantes.
Origen y encaste
La ganadería se origina en 1987 a partir de reses adquiridas a Aldeanueva, procedencia directa de Juan Pedro Domecq, y posteriormente reforzada con animales de Jandilla, consolidando una línea Domecq muy definida: toros de nobleza templada, recorrido, clase y fondo.
El hierro de El Pilar está registrado a nombre de Moisés Fraile Martín, y su ganadería hermana, Moisés Fraile, también comparte idéntica base genética. Juntas representan una de las versiones más refinadas del encaste Domecq en la actualidad.
Filosofía de bravura
Desde la finca “Puerto de la Calderilla”, en Tamames (Salamanca), El Pilar cría sus camadas con mimo, buscando un toro completo: bien presentado, con poder en los primeros tercios y embestida con clase en la muleta. La exigencia es alta tanto en el tentadero como en el campo, lo que permite mantener una línea muy homogénea en el comportamiento del toro.
Se busca un animal que permita el lucimiento, pero que no sea regalado; un toro que se mueva, repita y transmita emoción al público.
Presencia en ferias y faenas históricas
Los toros de El Pilar han sido protagonistas de grandes tardes en plazas como Madrid, Bilbao, Salamanca, Valencia, Zaragoza y Sevilla, siendo lidiados por figuras como El Juli, Manzanares, Roca Rey, Perera, Morante de la Puebla o Miguel Ángel Perera, entre muchos otros.
En varias ocasiones han obtenido premios a la mejor corrida o al toro más bravo, destacando por su seriedad, su fondo y la calidad de su embestida.
Un hierro con identidad
A pesar de pertenecer a la línea Domecq, El Pilar ha sabido forjar una identidad propia dentro del encaste, destacando por la armonía en sus hechuras, la fijeza y la entrega en la muleta. Sus animales embisten con largura y profundidad, siendo ideales para el toreo moderno de ligazón y temple.
La continuidad de la ganadería está asegurada bajo la dirección de la familia Fraile, que sigue apostando por la calidad y el compromiso con la afición.
El Pilar no es solo una ganadería consolidada: es una firma de garantía en la temporada taurina. Un hierro con historia reciente, pero con un legado ya profundo en las faenas que han marcado época en la tauromaquia del siglo XXI.