Miura

Mito, respeto y bravura centenaria

Hablar de la ganadería Miura es hablar de una de las casas más emblemáticas y temidas del campo bravo. Fundada en 1842, esta ganadería sevillana representa la esencia del toro bravo en su versión más imponente, fiera y legendaria. Su nombre impone respeto, su presencia despierta emoción, y su historia forma parte inseparable de la tauromaquia.

El hierro de Miura no es uno más: es un mito. Sus toros son esperados con una mezcla de admiración y temor, y cada lidia se convierte en un acontecimiento.

Origen y encaste

La ganadería fue creada por Antonio Miura a mediados del siglo XIX, con reses de distintas procedencias, entre ellas Cabrera, Gallardo y Vistahermosa. Con el paso del tiempo, el encaste fue consolidándose hasta conformar una línea genética única, reconocible por su comportamiento, morfología y personalidad.

Pasta en la histórica finca “Zahariche”, en Lora del Río (Sevilla), un paraíso ganadero donde los toros viven en libertad y donde el apellido Miura sigue siendo el alma de la ganadería.

El toro más temido… y más admirado

El toro de Miura es largo, hondo, musculado, con mirada desafiante, pitones ofensivos y embestida imprevisible. Es un toro que impone desde que pisa la plaza, que no regala nada y que exige al torero estar a la altura.

A lo largo de su historia ha protagonizado tardes memorables y también tragedias. Toreros como Manolete encontraron su destino en un Miura, mientras otros como Esplá, Rafaelillo o Octavio Chacón han alcanzado la gloria midiéndose con este encaste.

Su comportamiento es distinto al resto. Puede ser reservón, calculador, pero también bravo, fiero y con gran poder. Cada ejemplar es una incógnita, y eso lo convierte en una verdadera prueba de torería.

Presencia en plazas míticas

Miura es un fijo en Sevilla, donde cierra tradicionalmente la Feria de Abril, y en Pamplona, donde forma parte del ciclo de San Fermín desde hace más de medio siglo. También ha lidiado en Madrid, Nîmes, Arlés o Zaragoza, entre muchas otras.

Su sola presencia en un cartel llena de contenido cualquier feria, porque se sabe que el toro puede cambiar el rumbo de la tarde, elevarla o ponerla al borde del abismo.

Una leyenda que sigue viva

Hoy, los hermanos Antonio y Eduardo Miura continúan al frente de la ganadería con el mismo criterio de siempre: criar un toro con personalidad, integridad y casta. No hay concesiones, no hay modas. En Zahariche se sigue criando al toro tal y como lo concibió su fundador hace más de 180 años.

Miura no es solo una ganadería: es una parte esencial del alma del toreo. Afrontar sus toros sigue siendo uno de los mayores retos y uno de los mayores honores para cualquier torero.