San Pelayo
Pureza Murube y elegancia al servicio del rejoneo
La ganadería San Pelayo, propiedad de la familia Capea, es uno de los nombres de referencia cuando se habla de toro para rejones. Con un manejo riguroso y una línea de selección clara basada en el encaste Murube-Urquijo, este hierro ha ofrecido durante décadas toros nobles, con clase y aptos para el lucimiento del caballo y del rejoneador.
Criada en tierras salmantinas, San Pelayo representa la elegancia y la funcionalidad en la lidia a caballo, siendo uno de los hierros predilectos para las grandes figuras del toreo a caballo.
Origen y encaste
La ganadería fue fundada en 1987 por el matador Pedro Gutiérrez Moya “El Niño de la Capea”, quien compró vacas y sementales de Murube procedentes de Luis Uriarte. Desde entonces, ha mantenido una línea muy definida en torno al encaste Murube-Urquijo, sin mezclas ni alteraciones, lo que ha permitido preservar su identidad y funcionalidad.
Los toros pastan en la finca “Espino Rapado”, en San Pelayo de la Guareña (Salamanca), una zona de tradición ganadera donde se cuida con mimo cada detalle de la crianza.
Un toro hecho para el rejoneo
El toro de San Pelayo destaca por su morfología armónica, buena clase en la embestida y temple natural. Tiene un comportamiento ideal para el toreo a caballo: galope rítmico, entrega, codicia medida y nobleza, lo que permite que el rejoneador se exprese con limpieza y brillantez.
Además, sus animales suelen tener una buena duración y fondo, características esenciales en las corridas de rejones donde el lucimiento en los tres tercios es clave. Es habitual que sus toros galopen con ritmo y persigan con fijeza al caballo, generando emoción y belleza en cada suerte.
Presencia constante en el circuito del rejoneo
San Pelayo es una ganadería fija en los carteles más relevantes de rejones, como los de Madrid, Sevilla, Badajoz, Salamanca, Córdoba y Zafra. Sus toros han sido lidiados con éxito por figuras como Pablo Hermoso de Mendoza, Diego Ventura, Leonardo Hernández o Guillermo Hermoso de Mendoza.
A menudo, sus ejemplares son ovacionados en el arrastre, y no es raro ver alguno premiado con la vuelta al ruedo, señal del aprecio que despiertan entre los aficionados.
Compromiso con la pureza y la regularidad
La familia Capea sigue al frente de San Pelayo con un compromiso absoluto hacia la regularidad, el buen trato al toro y el respeto a los cánones del encaste Murube. Gracias a esa filosofía, el hierro se ha mantenido como uno de los más fiables del circuito ecuestre.
San Pelayo representa una de las cumbres del toro para rejones: nobleza con transmisión, clase con codicia y belleza con funcionalidad, todo ello desde la pureza de un encaste único.