Fernando Robleño

La pureza del toreo en su versión más honesta

Fernando Robleño, nacido en San Fernando de Henares (Madrid) el 24 de agosto de 1979, es uno de los toreros más respetados por la afición más exigente. Forjado a base de esfuerzo, compromiso y un concepto clásico del toreo, ha construido una carrera sólida y valiente, enfrentándose a ganaderías consideradas «duras» con regularidad y dignidad, sin renunciar nunca a la pureza del toreo.

Desde su debut ha demostrado un profundo respeto por la profesión, convirtiéndose en un torero de culto para plazas como Las Ventas o los ruedos franceses, donde el toro se impone y el mérito cobra mayor dimensión.

Un torero de Madrid, forjado en la verdad

Fernando Robleño tomó la alternativa el 23 de septiembre de 2000 en Madrid, de manos de Luis Francisco Esplá, con Uceda Leal de testigo y toros de Martín Lorca. Su confirmación de alternativa también fue en Las Ventas, consolidando así su fuerte vínculo con la primera plaza del mundo.

Consciente de que su camino no era el más fácil, ha sabido ganarse el respeto del aficionado a base de actuaciones serias, comprometidas y de gran mérito, especialmente ante ganaderías como Miura, Victorino Martín, Dolores Aguirre o José Escolar, entre otras.

Temple, oficio y una actitud de hierro

El concepto de Robleño se basa en el oficio, el temple y la entrega sin adornos. Es un torero de verdad, de los que no rehúyen el compromiso ni los toros más exigentes. Su muleta tiene limpieza, colocación y sentido de los terrenos, lo que le permite cuajar faenas importantes con toros difíciles y con pocas opciones aparentes.

Ha sido protagonista de grandes tardes en Las Ventas, donde ha salido en hombros y donde el público lo valora por su autenticidad y capacidad lidiadora.

Una carrera de fondo y convicción

A lo largo de más de dos décadas de alternativa, Fernando Robleño ha mantenido una trayectoria coherente, sin altibajos ni concesiones al toreo superficial. Su nombre es sinónimo de integridad y profesionalidad, y ha sabido ganarse un sitio dentro de un escalafón que muchas veces ha sido ingrato con los toreros que eligen el camino más difícil.

Plazas como Vic-Fezensac, Céret, Mont-de-Marsan y otras tantas del sur de Francia lo han acogido con entusiasmo, siendo uno de los referentes del aficionado más exigente y conocedor.