Gómez del Pilar

Valentía, esfuerzo y compromiso con la verdad

Gómez del Pilar, nacido en Madrid el 21 de marzo de 1988, representa el perfil del torero forjado en la lucha. Su carrera es el reflejo de la constancia y la fe en uno mismo, en un camino difícil pero lleno de dignidad. Con una propuesta basada en el valor seco, el aguante y la pureza, ha escalado posiciones dentro del complicado circuito de las ganaderías duras.

Tomó la alternativa el 18 de septiembre de 2011 en Las Ventas, con Juan Bautista como padrino y Iván Fandiño como testigo, lidiando una corrida de Valdefresno. Un debut en la primera plaza del mundo que ya anunciaba sus intenciones: apostar por lo más difícil para dejar una huella auténtica en el toreo.

Un torero forjado en la dificultad

Desde sus comienzos, Gómez del Pilar ha destacado por su disposición a enfrentarse a las ganaderías más exigentes del campo bravo: Miura, Victorino, Dolores Aguirre, Escolar o Valdellán. Toros con movilidad, casta y peligro real que han templado su carácter y perfilado su estilo como torero serio y comprometido.

Su toreo es sobrio, con un gran sentido del temple y una personalidad honesta, sin concesiones al efectismo. Cada vez que se enfunda el traje de luces, lo hace con la conciencia de que va a jugarse algo más que una oreja. Por eso, conecta con el aficionado que valora el esfuerzo, el mérito y la verdad en el ruedo.

Un crecimiento continuo

Gómez del Pilar no ha tenido un camino fácil, pero eso no ha frenado su progresión. Ha sido capaz de consolidarse con actuaciones memorables en Madrid, Pamplona, Bilbao o Zaragoza, plazas de máxima exigencia donde los toreros se ganan el respeto a pulso.

Con cornadas graves a sus espaldas y muchas tardes difíciles, ha seguido perseverando. Su evolución técnica y su capacidad para extraer faenas importantes incluso en contextos adversos lo han convertido en uno de los nombres indispensables del escalafón torista.

Presente sólido y futuro en alza

Cada tarde que pisa el albero, Gómez del Pilar ofrece verdad, profesionalidad y corazón. Su nombre se asocia a la seriedad y al compromiso con la profesión, y su presencia en carteles importantes empieza a ser habitual. Es un torero que no necesita de artificios para emocionar: su mirada firme y su actitud frente al toro ya dicen todo.