José Garrido

Constancia, clase y firmeza en la nueva hornada del toreo

José Garrido, nacido en Badajoz en 1993, es uno de los toreros más destacados surgidos de la prolífica cantera taurina extremeña. Su figura se caracteriza por la regularidad, la firmeza y un concepto muy claro del toreo, basado en el clasicismo, el temple y el compromiso.

Se formó en la Escuela Taurina de Badajoz, referencia del toreo moderno en España, donde coincidió con figuras como Ginés Marín o Tomás Campos. Desde sus primeras actuaciones como novillero, llamó la atención por su cabeza templada y su capacidad para someter a los animales con suavidad y verdad.

Un ascenso firme desde novillero

Su trayectoria como novillero fue brillante. En 2014, fue uno de los nombres más destacados del escalafón, y su presentación en Las Ventas fue un éxito rotundo que lo catapultó como uno de los valores con mayor proyección.

Tomó la alternativa en Sevilla, en la Real Maestranza, el 22 de mayo de 2015, apadrinado por Enrique Ponce y con Sebastián Castella como testigo. El debut fue serio, con una corrida de Jandilla, y mostró desde el principio su disposición y personalidad.

Confirmó en Madrid en 2016, dejando una grata impresión y consolidando su nombre entre los matadores jóvenes con más temple y capacidad.

Toreo serio y comprometido

José Garrido no es un torero de alardes vacíos. Su concepto del toreo está basado en el clasicismo, la verticalidad y el poder con la muleta. Le gusta torear despacio, cargar la suerte y buscar la profundidad, siempre desde una colocación firme y sin concesiones.

Tiene una personalidad sobria, y cuando está en su momento, su toreo gana en emoción gracias a su temple y su actitud sincera en la plaza. Ha cuajado faenas importantes en ferias como Valencia, Pamplona, Bilbao y Madrid, donde el público valora su entrega y su evolución constante.

Una apuesta a largo plazo

José Garrido es un torero de fondo, que ha sabido construir su carrera con paso firme. Aunque no siempre ha contado con los grandes circuitos, su capacidad para sobreponerse, su seriedad en cada paseíllo y su buena técnica lo mantienen como una apuesta segura.

En tiempos de velocidad y exposición mediática, Garrido representa el torero de vocación, de esfuerzo silencioso y fe absoluta en su profesión. Un torero que sigue madurando y al que la afición siempre espera ver en su mejor versión, porque cuando rompe, deja toreo del caro.