Pablo Hermoso de Mendoza
El arte ecuestre que cambió el rejoneo
Hablar de Pablo Hermoso de Mendoza es hablar de un antes y un después en el mundo del toreo a caballo. Nacido en Estella (Navarra) en 1966, este rejoneador universal ha marcado un hito en la tauromaquia, revolucionando el arte del rejoneo con una técnica depurada, una doma impecable y una estética que combina elegancia, valor y precisión.
Aclamado en los ruedos de Europa y América, Hermoso de Mendoza ha llevado el rejoneo a un nivel nunca visto, convirtiéndose en una figura histórica comparable a los grandes del toreo a pie, con una obra sólida, innovadora y profundamente influyente.
De Estella al mundo
Su vínculo con el caballo fue natural desde niño. Aficionado al campo y al arte ecuestre, Pablo empezó toreando sin grandes medios, pero con una pasión desbordante por perfeccionar su estilo. Debutó como rejoneador en 1985, y ya desde sus primeros años se distinguió por una manera distinta de interpretar el toreo a caballo, apostando por la cercanía al toro, los quiebros ajustados y el lucimiento técnico.
Su carrera despegó en los años 90, cuando comenzó a construir su propia cuadra y a desarrollar una escuela de monta que pronto sería referencia internacional.
Una cuadra de leyenda
Parte esencial de su éxito ha sido la selección y doma de caballos de élite, muchos de ellos criados en su propia yeguada navarra. Nombres como Cagancho, Chenel, Silveti, Disparate o Berlín están inscritos en la historia del rejoneo como auténticos mitos.
Cada uno de sus caballos ha estado preparado para una fase concreta de la lidia, ejecutando suertes con una sincronización milimétrica, fruto de una compenetración absoluta entre jinete y montura.
Técnica, innovación y estética
Hermoso de Mendoza ha sido un innovador en el toreo a caballo, introduciendo suertes nuevas, elevando el nivel de exigencia en la colocación y rematando con rejonazos de ejecución limpia. Su estilo mezcla valor, armonía y dominio técnico, consiguiendo que la faena fluya como un ballet en movimiento frente al toro.
Fue pionero en entrar a matar sin cabezada y en apostar por terrenos más comprometidos, acercando el rejoneo al aficionado más exigente, incluso al habituado al toreo a pie.
Reconocimientos y figura internacional
Ha triunfado en las plazas más importantes del mundo: Madrid, Sevilla, Lisboa, Ciudad de México, Bogotá, Nimes o Quito, entre muchas otras. Su nombre es sinónimo de lleno en los carteles y de garantía de espectáculo y torería.
A lo largo de su carrera ha recibido incontables premios y distinciones, y ha sido el gran embajador del toreo a caballo en países donde el rejoneo ha crecido gracias a su presencia.
Legado y continuidad
Tras más de tres décadas en activo, Pablo Hermoso de Mendoza ha comenzado a ceder el testigo a su hijo Guillermo, quien sigue sus pasos como rejoneador. Aun así, Pablo sigue en activo en determinadas fechas, despidiéndose poco a poco de los ruedos con el cariño del público y el respeto de la profesión.
Su legado es inmenso: ha modernizado, dignificado y universalizado el toreo a caballo, dejando una huella imborrable en la historia de la tauromaquia.